Este lienzo teñido con café y cúrcuma se transforma en una pieza única donde la naturaleza deja su huella. Las manchas orgánicas se expanden de manera impredecible, creando un juego de tonos cálidos que van desde los ocres profundos hasta los dorados suaves. A medida que los pigmentos se asientan y el agua se evapora, surgen líneas sutiles y formas abstractas, como ríos secos o vetas de madera. Cada textura y cada borde difuso cuentan la historia del secado natural, haciendo de este cuadro una obra irrepetible, donde el azar y los elementos dan vida a una composición armónica y envolvente.

Medidas : 80x130

marco: madera kiri teñido tinte petiribi